Historia
La presencia romana está documentada desde el cambio de era, gracias a pequeñas explotaciones agropecuarias cercanas a tierras de alto valor agrícola. Éstas, se abandonarían de forma gradual, posiblemente debido a la movilización de la población hacia la costa, motivado entre otras causas por el gran auge que a lo largo del Siglo II van a tomar las industrias de salazón de pescado. Buen ejemplo es el conjunto arqueológico del Entorno del Castillo de la Duquesa, constituido por los restos de una villa, termas, necrópolis y una gran factoría de salazón de pescado con un mercado adosado a la misma.
El entorno del río Guadiaro y por lo tanto el actual límite de Manilva con la provincia de Cádiz, sería durante años la frontera del Reino Nazarita de Granada. En 1.485 se entrega Casares a las tropas cristianas, pasando a manos del Duque de Cádiz.
No es hasta 1530 cuando nace el “Cortijo de Manilva”, siempre dependiente de Casares, su origen responde a la necesidad de repoblar los terrenos más cercanos a la costa para paliar en lo posible la presencia de la piratería norteafricana favorecida con la despoblación de estas tierras más cercanas a la primera línea de playa. Así, se conceden por el duque numerosos solares a repobladores de Casares.
El aumento paulatino de la población se produce al amparo del cultivo de caña de azúcar y su industria y los viñedos, auténticos motores de la economía de Manilva durante siglos.
Monumentos
Dentro de El Castillo de la Duquesa, encontramos el Museo Arqueológico Municipal con objetos expuestos de entre los siglos I y V.
Otra de las visitas obligadas de este municipio es La iglesia de Santa Ana situada en la llamada Plaza de la Iglesia. Fue construida en el siglo XVIII, sobre otro templo anterior más pequeño del siglo XVI. La imagen de la Patrona de Manilva, Santa Ana, se conserva en esta iglesia.
Para finalizar, se recomienda pasar por el Ingenio Chico, uno de los dos ingenios de azúcar que construyó el Duque de Arcos en estas tierras, y Villa Matilde, casa que fue propiedad de Don Ignacio Infante, hermano de Blas Infante, dónde se exponen restos romanos encontrados en Manilva.